Una reflexión...

     El ser deportista es una elección que implica esfuerzo, dedicación y sacrificio. Además de requerir aptitudes innatas de resistencia, fuerza y capacidad física; exige también asumir pesadas responsabilidades, vivir duras experiencias y renunciar a casi todo lo que un niño o adolescente desea.
     Sin embargo, crecer y desarrollarse haciendo deporte, otorga beneficios que van más allá del ejercicio, la buena salud, del desarrollo físico y de tantas otras virtudes que nos hacen destacar sobre los demás. Es el medio ideal para desarrollar valores morales y humanos como la auto superación, el autocontrol, la disciplina, la responsabilidad, la honestidad y la justicia.  Nos enseña a superar las adversidades, y a sentirnos motivados una y otra vez, a pesar de los obstáculos; a mejorar como personas, a lograr el equilibrio interior y nos da destreza para enfrentar la vida.
     El deporte es escuela de vida. Es un medio excelente de educación que nos enseña a integrarnos a la sociedad de una forma humana, rica en valores, estableciendo relaciones basadas en la cooperación, el respeto, la amabilidad, la generosidad, la empatía, la solidaridad, la comprensión, la tolerancia, y sobre todo, nos enseña a vivir en libertad respetando la de los demás.
     La actividad deportiva es un concepto que transciende a la manifestación de los actos, es la interacción de valores humanos, morales y sociales, que convierten el día a día de quienes lo practicamos, en una experiencia positiva y enriquecedora, durante toda nuestra vida.